babucigus

miércoles, 4 de agosto de 2010

Harto ya de estar harto

Como siempre, nuestro querido Antonio Castaño nos envía un nuevo artículo.
gracias.

HARTO YA DE ESTAR HARTO

Siempre me ha gustado la mar Joan Manuel Serrat, quizá en eso haya influido el cuarterón catalino que corre por mis venas y, por supuesto, que viví la transición a la par que aprendía a afeitarme, y por aquello tan a la usanza entonces de que “la letra a sangre entra”, de tantos cortes con la Filomatic en mi cara, me aprendí alguna que otra letra de Serrat que oía en aquel enorme magnetofón Sanyo ceutí que llevaba de aquí para allá como símbolo de la pseudo modernidad que reinaba en mi casa.
Y hete aquí que hoy que examino con vehemencia mi enorme belicismo, mi paranoica afición, mi desmedido gusto por lo bien hecho, encuentro en esta perfecta letra con la que arranca el Vagabundear de Serrat un maravilloso chispazo de inspiración para afirmar que:
“harto ya de estar harto, ya me cansé,
de preguntarle al Betis por qué y por qué…”

Me cansé, si señor. Me cansé pero no de estar en segunda (que también); me cansé pero no de ver como los otros ganan y ganan títulos (que también); me cansé pero no de saber que el agujero de ruina que tenemos en lo alto es una mijita mas chico que el que dejó Mario Conde en Banesto (que también); me cansé pero no de ver fascinantes y millonarios fichajes Monparletianos que no valían ni para jugar a la billarda (que también); me cansé pero no de oír a la estrella de las ondas de la radio oficial del Betis (que también); me cansé, y se lo voy a decir, de los pelos de nuestros dirigentes.
Y ahí radica mi pregunta trascendental de la segunda frase del estribillo de Serrat: ¿Betis, por qué para ser tu propietario, por qué para ser dueño tuyo hay que tener tan malos pelos o lucir peinados imposibles?

Todo comenzó con Galera y su monterita a lo Rod Hudson. Después vino D. Manuel, con su fontanalesco tupé de cuidadísimo cardado matutino y mimado peinado de prestidigitación al que nos tenía tan acostumbrado y ahora aparece un nuevo dueño que asegura que lo es de todas a todas y al que la jueza le dice que de lo de propietario nada de nada, con el mismo peinado que un Geyperman que yo tenía de chico. ¿El peluquero de este hombre trabaja en traumatología o el trabajito capilar se lo han hecho en la fábrica de las muñecas de Famosa?
¿Tanto traje con morcillita, tanto tirante neoyorquino, tanto cuello italiano en camisas de piqué, tanta corbata de Hermés y tanto reloj de fiambrera para venir a engañarnos, no ya con la compra Express, sino con un injerto imposible de tapado de vergüenzas capilares? No hay nada más engañoso que un bisoñé moderno de pespuntes asimétricos, así que Dios nos coja confesados.
No me extraña que los béticos estén hasta los pelos de todo. Pero hasta para eso somos únicos, coño. Los béticos estamos hasta los pelos de los de los malos pelos. Ea…


antonio castaño.-

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